Sorpresas y buenas noticias ~ Lucas.

Había pasado exactamente casi dos semanas desde esa noche, la noche que comenzó con una pesadilla pero que terminó siendo tal vez la más importante de todas. Con Lucas, sin siquiera planearlo anticipadamente habíamos llegado a un acuerdo tácito sobre lo que deseábamos. Sabía, que con un intento no podría ser que no pasara nada. Pero sentía en mi interior que algo comenzaba a cambiar, y por las noches los sueños sobre bebés se hacían cada vez más recurrentes. En casa nadie se había dado cuenta de lo acontecido en mi habitación esa noche, y si lo habían hecho nadie había dicho algo sobre ello. Nos habíamos preocupado por nada.

Paré cuando la luz roja dio en el semáforo y miré la hora en mi teléfono. Hace unos días había tomado hora con un ginecólogo en el hospital, no esperando que me dijera que sí estaba embarazada pero para que me hiciera un chequeo general y me dijera que estaba lista para poder estar de encargo. Le había dicho a Lucas que le encontraría en el hospital después de nuestras clases, y para no perder el tiempo tomé uno de los carros de mi padre manejando con cuidado hasta llegar al edificio antiguo donde me atendería la doctora. Miré por el estacionamiento en busca del carro de Lucas, pero no lo encontré. Probablemente venía en camino o estaba lejos de mi vista. Entré al edificio y tomé el ascensor hasta el cuarto piso, cuando llegué le dije a la secretaria que tenía hora y me senté a esperar a Lucas. Estaba nerviosa, y muy ansiosa. Deseaba que fuera positivo el resultado, y que todo estuviera bien. Miré la hora, y solo faltaban diez minutos para la cita y Lucas aún no llegaba. Suspiré mientras apoyaba la cabeza sobre la pared, y esperaba que me llamaran y que mi novio llegara.

Había terminado las clases y me estaba doliendo un poco la cabeza, así que decidí irme a casa a tomarme algo y cambiarme. Una vez llegué, fui directo a la cocina y me tomé unas pastillas para el dolor de cabeza, luego me comí un par de trozos de pizzas que quedaban de ayer, ya que no tenía mucho apetito y menos, ganas para estar haciendo o comprando comida. Me comí uno y otro ni llegue a acabármelo, pero tenía sed, así que me dirigí a la nevera a coger leche, cuando vi una nota, sí, me apuntaba las cosas importantes en hojas y las pegaba en la nevera, ya que era el único lugar por el que pasaba todos los días, y así no se me olvidaba, aunque, bien es cierto, que podría usar el móvil, pero bueno, era un poco gandul para eso... Volviendo al tema... "El ginecólogo", pensé, y no me equivocaba, Mack tenía cita con el en... "¡¿10 minutos?!", me apuré por ir al baño, sin beberme el vaso de leche, lavándome la cara lo más rápido que podía y echándome colonia, como siempre. Una vez terminé, corrí al coche, poniéndolo en marcha y pisando a tope, tenía que estar en el hospital en 10 minutos como fuera. Pero no sería así, había atasco, "¡mierda, mierda, mierda!", empecé a tocar la pita como un loco, hasta que al fin, empezó a andar, por lo que adelantaba como podía.

Llegué al hospital y me temía que ya Mack estaría dentro, pero en el parking, busqué su coche, dando fácil y rápidamente con el. Luego, busqué aparcamiento, que no era sencillo, quizás por la hora en la que nos encontrábamos, pero finalmente encontré uno. Salí del coche sin olvidar el móvil y las llaves, lógicamente, y corriendo llegué al hospital. El ascensor estaba lleno, y había gente esperando, así que subí por las escaleras, me esperaban 4 pisos... Llegué y Mack no estaba por allí, probablemente abría entrado por lo que le pregunté a una chica, diciendo quien era, y amablemente, me dejo entrar, a pesar de que ya ella estaba dentro, pero parecía ser que hacia poco que entró.

- Buenas. -

Dije, algo cansado, acercándome a Mack y dándole un beso, para luego estrecharle la mano al ginecólogo. Seguramente, a Mack no le haría mucha gracia que llegara tarde, pero ya le daría mis motivos, aunque, no eran más que un despiste, como le puede pasar a cualquiera...

Las puertas del ascensor se habrían y Lucas aún no aparecía, me estaba comenzando a poner nerviosa al no verlo llegar . La sala estaba llena de mujeres embarazadas con sus parejas e hijos mayores, y yo estaba sola. Me preocupé, al no saber que pasaba con Lucas. Tal vez había tenido un problema o un accidente, y yo no sabría si era así. No podía llamarlo, porque tampoco quería que cogiera el teléfono mientras manejara. Suspiré y me tensé completamente sobre la silla cuando vi que salía una chica desde la oficina de la doctora. Sabía que luego de ella, era mi turno y realmente no quería entrar sola. Mis manos comenzaron a temblar y mi respiración se hizo agitada, y no pude evitar saltar en el puesto cuando escuché que me llamaban. Me levanté lentamente, tomando mis cosas y caminando hasta donde se encontraba la recepcionista. ”Hola, mi novio debería llegar pronto ¿podrías hacerlo pasar a la consulta por favor?” le dije suavemente, y seguramente vio algo en mi cara que le hizo sonreírme y aceptar lo que pedía. Caminé a pasos cortos hasta que me encontré cara a cara con la doctora y me hizo entrar luego de saludarme. Entré en silencio, con las piernas temblorosas y me senté en la primera silla que encontré.

Se sentó frente mío y me preguntó todo lo esencial antes de pasar a preguntarme que hacía en la consulta . ”Verá, hace dos semanas casi con mi novio tuvimos relaciones sin protección y bueno venía a que si usted me puede hacer un análisis para saber si estoy embarazada. Me he sentido un poco mal últimamente, vómitos y cansacio pero puede ser por otra cosa también. “ dije rápidamente y divagando en algunas partes debido al nerviosismo. Ella asintió y me dijo rápidamente que me haría un test de embarazo casero que eran muy confiables pero que había hecho bien en ir a verla. Me pasó un frasquito para que orinara y cuando lo hice volví para que la doctora hiciera el test. Puso un poquito de orina sobre el cartoncito del test y me dijo que debíamos esperar cinco minutos. Asentí mientras ella rellenaba unos papeles, y justo cuando su alarma sonó y avisó que los cinco minutos habían pasado llegó Lucas. Se veía agitado, como si hubiera corrido la maratón pero seguramente con el atraso había sido así. Suspiré y le fruncí el ceño mientras me saludaba y se sentaba a mi lado. ”¿Dónde estabas?” le susurré mientras veía de reojo que la doctora veía el resultado del test.

Estaba bastante cansado así que no dudé sentarme al lado de Mack ni un momento, soltando un suspiro de alivio, a pesar de su claro enfado, pero no me preocupaba que se pusiera así, era normal, se le pasaría enseguida, quizás, incluso antes de que nos fuéramos de aquí. Observé a la doctora mirando un cartoncito o algo así, que parecía tener orina... ¿Sería la prueba para ver si Mack estaba embarazada?, seguramente, la respuesta sería si, por lo que solté una leve sonrisa esperando ansioso los resultados, volviendo a la realidad, ladeando mi cabeza al escuchar la pregunta de Mack, pero no creí oportuno decirle eso ahora. - Ya te diré... - Dije en tono bajito, para no interrumpir a la doctora mientras esperaba nervioso y ansioso a que nos dijera algo, y claro, debido a mi nerviosismo, no podía evitar sudar un poco. No quería resultar mal educado, pero no entendía porque tardaba tanto y me empezaba a impacientar, a la vez que a preocuparme de que fuera algo malo... Miré a Mack confuso, expresando mi incertidumbre, con el fin de ver si ella sabía algo, o había hablado ya con la doctora, y quizás, le hubiera dicho algo de cuanto tardaba, o que sabía yo, estaba impaciente y nervioso.

Asentí suavemente y no pregunté más y solo me enfoqué en la doctora que anotaba cosas de forma frenética. Carraspee llamando su atención y sólo me sonrío de forma conciliadora, confirmando de alguna forma mis sospechas. No quise emocionarme demasiado pero estaba que saltaba de la silla para gritar y reír, sin embargo me aguanté. La doctora comenzó a hablar lentamente, explicándonos en que consistía la prueba que me había hecho y en un montón de cosas que no pude siquiera procesar porque cuando dijo la palabra positivo todo se detuvo. Estaba embarazada, con Lucas tendríamos un hijo o hija. Abrí la boca sorprendida y sin darme cuenta estaba llorando y riendo sin sentido. Miré a Lucas y se veía igual de sorprendido que yo. Era extraño saber que algo estaba creciendo en ti, aun cuando ese algo fue planeado. Pero no te das cuenta de que es cierto hasta que te dicen que es así. Escuché como me pedía que me pusiera una bata y me sacara la parte inferior de la ropa interior y volviera para acostarme sobre la camilla, para hacerme una ecografía. Hice como me pidió de forma autómata y casi sin consciencia. Volví y sólo sentí la presión del ecógrafo transvaginal dentro de mí. De pronto sólo se escuchó un ruido extraño en la habitación y no supe que era hasta que la doctora nos aclaró que era nuestro bebé. Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos y sólo podía pensar en el ser que crecía en mí. De pronto la doctora se puso seria y yo no sabía que pasaba. Sólo pude apretar una de las manos de Lucas y mirarlo asustada. ¿Qué pasa?¿Algo va mal?” murmuré angustiada, queriendo saber que pasaba.

Estaba impaciente hasta que le soltó una sonrisa y me tranquilizo, aunque me empece a poner nervioso cuando empezó a soltar el discurso, menos cuando dijo Positivo, qué fue, probablemente lo único que escuché de todo lo que dijo y lo que mas feliz me hizo claramente. Mack se emocionó, entre sus gritos y su llanto consiguió que yo también me emocionara, y es que iba a ser padre, con Mack, ¿Qué mas se podía pedir? Eso lo era todo para mí, lo que mas me importaba en esta vida. Escuché con atención las indicaciones que le daba la doctora a Mack y mientras ella se preparaba me levanté mientras me rascaba la nuca, y secaba alguna lágrima que aun quedaba en mi rostro con mi propia camiseta, si importarme nada. Cuando Mack se acostó me puse a su lado, tomando su mano y guiñándole un ojo de tranquilidad ya que sabía que estaría muy nerviosa. A mi no es que me hiciera mucha gracia que le metieran mano y aparatejos a mi novia, pero era lo que había que hacer para conocer con detalle todo. Me cayó una lágrima cuando escuché el porque del pitido, me hizo suspirar de felicidad pero me asusté, ocultándolo para no alterar a Mack, cuando se puso seria, algo no debía ir bien y note como Mack me apretaba la mano, y su pregunta, por lo que me limité a esperar una respuesta, pero desesperado por escuchar que todo iba bien.

Nadie me respondió y comencé a entrar en pánico, ¿acaso mi bebé estaba mal? La doctora nos dio una sonrisa tranquilizadora y sacó al aparato de mí para salir de la habitación dejándonos en un silencio sepulcral que sólo denotaba el nerviosismo y el temor que ambos sentíamos. Me mentalicé para que todo estuviera bien, todo tenía que estar bien . Todo estaría bien. Las lágrimas salían de forma natural, y no había forma de controlarlas. La puerta se abrió y la doctora entró con otra persona y nuevamente volvió a introducir el aparatito en mí pudiendo escuchar nuevamente su corazón que latía fuerte y rápidamente. Algo se murmuraron entre ellos y el hombre se marchó con una sonrisa en su cara. Miré interrogante a la doctora y ella me pidió que me vistiera mientras ella nos hacía una grabación del corazón del bebé. Como pude me bajé de la camilla y me marché al baño para poder vestirme. Me demoré más de lo normal , no queriendo salir para solo escuchar malas noticias pero sabía que debía salir. Me senté en la silla al lado de Lucas, y tomé su mano olvidando completamente que este había llegado tarde y que estaba enojada con él, eso ya no importaba ahora. Me apoyé contra su brazo intentando buscar consuelo mientras la doctora terminaba de teclear un par de cosas. Comenzó a hablar, nos pidió disculpas por el susto pero que no estaba segura si lo que ella pensaba era realmente. No entendí nada en un comienzo hasta que volvió a reproducir una copia del corazoncito de nuestro o nuestra bebe. ”Lo que ustedes escuchan es el latido de sus hijos, no es sólo uno al parecer serían dos o tal vez más. Lo más probable es que sean dos.” Explico dejándome completamente sorprendida. ¿Dos? ¿Cómo podía ser eso? Nadie en la familia tenía un gemelo y que yo supiera en la de Lucas tampoco. Miré a Lucas y su expresión era peor o igual a la mía. Nos dio unas indicaciones y una receta con algunas cosas para que comenzara a cuidarme, y se despidió de nosotros. No podía hablar estaba sorprendida, y emocionada y por sobretodo asustada. Me senté en una de las sillas fuera de la consulta y miré fijamente a Lucas sin decir una palabra, simplemente no podía siquiera formar una frase coherente. Estaba … anonadada.

La situación me estaba desquiciando, no sabía que era lo que realmente pasaba y la doctora no aclaraba la situación, pero me intentaba mantener sereno y tranquilo ya que no quería que Mack se alterara aún mas. Cuando entro otro mas, fruncí el ceño sin poder entender nada, hasta que la doctora, con una sonrisa, nos tranquilizo. ¿DOS HIJOS?, no podía ser cierto, no iba a tener una, si no dos alegrías a la vez, esto era lo mejor, en mi vida podía imaginar que esto me fuera a pesar, y menos, así. Sonreí mientras salíamos, estaba radiante de felicidad, todo iba perfecto, mejor de lo que cualquier persona podría esperar, lo cuál, me hacia sentir la persona mas feliz del mundo en estos momentos. Una vez fuera Mack se decidió sentar, por lo que no pude evitar ponerme de cuclillas ante ella y sujetarle una mano, acariciándosela mientras en mi rostro se reflejaba una tremenda felicidad, que no había forma de ocultar, pero tampoco pretendía hacerlo. - Hey, mi amor, ¿Has escuchado lo mismo que yo? - Dije riendo en plan divertido ya que sabía que lo había escuchado a la perfección, mientras aguantaba algunas lágrimas que deseaban salir, pero no me gustaba quedar por llorón. Después de un poco allí, creí oportuno que era el momento de irnos, para poder gritar y llorar de felicidad en intimidad, no aquí. - Debemos irnos, ahora lo festejamos - Dije en voz baja mientras sonreía y me levantaba, sujetando con fuerza a Mack de la mano camino a mi coche. - Por cierto, ¿Como viniste? - Pregunté intrigado, aunque me pareció ver uno de los coches de su padre, pero no estaba seguro, y de ser así, no entendía porque no me llamó para que la recogiera...

Escuché hablar a Lucas pero realmente no procesaba la información, sus labios se movían pero lo único que podía pensar era en la palabra gemelos. Eran dos hijos en lugar de uno, dos pequeños pedacitos de amor. Dos bebes que cuidar y amar. La felicidad era doble, dos hijos o hijas. Sonreí lentamente al darme cuenta que esto era el comienzo de todo, el comienzo de la vida junto a Lucas. Asentí lentamente ante sus palabras, y miré su expresión y no pude evitar sonreír aún más. Se veía extasiado, y radiante. Como si fuera lo mejor que pudo escuchar. Sus ojos se humedecían por ratos, y sabía que estaba aguantándolas para quedar como el macho alfa que clamaba ser, pero le conocía mejor y sabía que apenas estuviéramos en un lugar solos se derrumbaría junto a mí. Me levanté y tomé su mano fuertemente mientras mis mejillas ardían por lo tanto que estaba sonriendo. ”En uno de los coches de mi padre. Fui a la universidad con él porque me levanté enferma y estaba llegando atrasada” murmuré aferrándome a su brazo con fuerza. ”Vamos a tu casa ¿si? Dejaré el auto aquí, y enviaré a uno de los empleados de papá a buscarlo. No me quiero separar de ti en este momento.” le dije antes de para de caminar y tirarlo de un brazo para que me abrazara fuerte. Necesitaba ese abrazo, y yo sabía que él también.

Nos quedamos así, mientras esperábamos el ascensor y cuando entramos a este no lo solté en ningún momento. Busqué sus labios y dejé un suave beso en ellos sin saber que decir, aún mi cabeza era un caos. ”Felicidades, papá” le susurré con una gran sonrisa en mi rostro.

Temblaba de la emoción, se padre y encima de gemelos, era una pasada, no podría contener mucho más mi emoción en el interior de mi cuerpo, suspiraba para descargar al menos, algo y así no agobiarme. Mack me sujeto por el brazo, y decidí pasarlo por detrás de su cuello, pegándola a mi cuerpo, en modo de abrazo. - Vale, pero podrías haberme llamado para ir a buscarte, y encima, conduces estando enferma. - Dije frunciendo el ceño, ya que jamás me perdonaría que a Mack le pasara algo, tuviera o no parte o la culpa entera, yo me sentiría responsable, y más ahora, sabiendo lo que se estaba formando en su interior, sería imperdonable para mi el que le pasara algo, por eso mi leve enfado con ella, no me gustaba de por sí que condujera y menos, si como acaba de decirme, estaba mal. -Está bien. Yo tampoco quiero que te vayas sola ahora mismo. Te amo Mack, te amo. - Le susurré al oído dándole después un beso, expresando mi felicidad en estos momentos como podía.

Me hizo gracia el escuchar a Mack y solté una leve sonrisa, acercándome a su oreja para susurrarle algo. - Gracias, mama. - Le dije sonriendo y agarrándola por los cachetes para besarla. Después, agarré con fuerza su mano y caminé junto a ella hasta mi coche, dejándola subir primero y cerrándole la puerta, para después subir yo y salir de allí rumbo a mi casa, o mejor dicho, a nuestra casa. Una vez llegamos, aparqué en el garaje y apoyé mi cabeza en el espaldar, cerrando los ojos y suspirando, mientras esperaban a caer algunas lágrimas de felicidad por mis ojos, esto era irrepetible, había que disfrutar el momento.

Giré los ojos ante sus palabras, sabía que ahora con el embarazo se podría aún más sobreprotector y no podría hacer nada por mi cuenta. Lo entendía, pero sabía que con el tiempo sólo me enojaría con él. Estaba embarazada más no enferma. ”Sólo vomité por la mañana debido a estas sorpresitas” le dije mientras acariciaba mi vientre aún plano “Estaba bien como para manejar, no te preocupes” le dije mientras aceptaba sus besos sin reparo alguno.

Me dejé llevar hasta el estacionamiento y le sonreí cuando me abrió la puerta del coche para que entrara. Me senté y me puse el cinturón tomando consciencia que ahora no sólo era mi vida la que debía cuidar sino que la de mis bebés también. Partimos rumbo a la que desde ahora era mi hogar, más bien nuestro hogar donde formaríamos nuestra familia, en silencio cada uno sumido en sus pensamientos y cuando llegamos nos quedamos así. Lo miré y mi corazón se aceleró y mis ojos se humedecieron al verlo derramar esas lágrimas, que de seguro era de la felicidad que ambos sentíamos. Me saqué el cinturón y con cuidado me pasé a su asiento, sentándome a horcajadas sobre él y abrazándolo fuertemente, las palabras sobraban ya que ambos sentíamos la felicidad del otro y lo único que pude hacer fue quedarme ahí dándole mi cariño y mi agradecimiento, él me había dado el mejor regalo que cualquier persona podía pedir: dos hermosos bebés.

Nos quedamos así durante unos minutos, cada uno derramando lágrimas de felicidad y por mi parte también de miedo. Éramos jóvenes aún y teníamos toda una vida por delante, pero sabíamos que deseábamos. Y esto era sólo una parte de ello. Sabía que nos costaría en un principio, pero nos amábamos lo suficiente como para salir adelante y salir victoriososo. ”Deberíamos entrar, está haciendo frío” le murmuré antes de dejarle un pequeño beso sobre su cuello.

Hice una mueca cuando dijo que no me preocupara, pero debía hacerlo, no por que estuviera embarazada, algo que me hacia aún mas protector, si no por ella, no me hacia la idea de una vida sin mi Mack, no señor. Al pensar en ello, sonreí levemente, y seguramente Mack se quedaría extrañada, pero no importaba, y no me quedaba mas remedio que creerla, no tenía ni ganas ni la necesidad de discutir con ella ahora mismo, ya tendríamos tiempo de ello mas adelante. - Vale, te creo. - Susurré con una leve sonrisa, para ser mas creíble.

Estaba literalmente llorando cuando Mack se me sentó encima, ella estaba igual que yo, pero aún así, me quiso dar su cariño, algo que era muy propio de Mack, y era una de las razones por lo que la amaba tanto. Sin abrir los ojos, coloqué mis manos en su cintura y apoyé mi cabeza sobre la de ella. Escuché lo que dijo y levanté mi cabeza, asintiendo levemente mientras le daba unas palmaditas suaves en sus nalgas, para que saliera ella primero, abriendo yo la puerta, para facilitárselo. - Vale, sal, pero ten cuidado al subir, tibu se volverá como loco. - Le dije avisando mientras esperaba a que subiera y me quedé pensando un momento. No había comido nada y probablemente, ella tampoco, ya que si vomito, no desayunaría y al mediodía no sabía si había comido algo. - ¿Tienes hambre? - Le pregunté secándome las lágrimas con las manos.

Asentí suavemente y me bajé del coche lentamente, intentando no caerme o algo así y que pudiera lastimarnos. Entré a nuestra casa y tal como lo predijo Tibu llegó corriendo hasta donde estaba. Me giré para darle la espalda y así si se le ocurría pararse en dos patas no me golpearía el vientre, sino la espalda.”Hola bonito” le murmuré mientras le acariciaba tras las orejas y caminaba hasta el comedor para dejar mis cosas. Me saqué la chaqueta ya que dentro estaba temperado y me quedé en una camiseta manga larga y los pantalones. Mi estómago sonaba avisando que era hora de comer pero temía que si comía algo lo vomitara, al parecer estos pequeñitos no querían que mamá se alimentaran. Caminé hasta la sala y me dejé caer suavemente sobre el sofá, recostándome sobre este y cerrando los ojos cansada por todas las emociones de hoy. Escuché sus pregunta y gemí al sentir cmo mi estómago comenzaba a rugir nuevamente ”Sí, tenemos hambre” le respondí de vuelta mientras volvía a acariciar mi vientre, mientras me imaginaba como estaría en menos de tres meses. Sabía que cuando eran embarazos múltiples, la panza se comenzaba a ver ya al tercer mes o incluso antes, y eso me emocionaba pero a la vez me asustaba ya que sabía que tenía menos tiempo para decirle a mis padres. Quería ya verme con la gran panza, y que se movieran por las noches cuando escucharan mi voz o la de Lucas. Suspiré y busqué a Lucas con la mirada sin encontrarlo, sin embargo me quedé ahí acostada y relajada mientras pensaba en cuando debía comenzar la mudanza de mis cosas. ”¿Debería comenzar a traer mis cosas?” dije en voz alta, fuertemente para que me escuchara desde donde se suponía que estaba.

Sonreí al escuchar como saludaba a Tibu. Después salí del coche y cerré la puerta, mientras me acercaba a Tibu y me agachaba para acariciarlo, debió echarme de menos, solía estar por las tardes con el, o al menos, sacarlo a pasear al mediodía antes de irme, era una tarea fija, y hoy, ninguna de las dos. Escuché a Mack y me eché mano a la nuca, rascándome mientras pesaba, ya que no tenía nada hecho y no me apetecían cereales o cualquier bobada, tampoco pensaba hacer cocinar a Mack ni yo tampoco tenía ganas, por lo que la única solución era comprar comida, pero ni se me ocurría dejar sola a Mack, por lo que no sabía que hacer, ya que el único sitio de comida que conocía, que era el del barrio, el cual visitaba a diario, no recordaba el número, pero quizás Mack conociera algún lugar cercano de comida y que llevaran pedidos a domicilio. Subí las escaleras y me senté a su lado, de lado a ella, pasando mi mano por encima de su cintura y apoyándola al otro lado, mientras me inclinaba para darle un beso. - No tengo nada preparado y no recuerdo el número del único lugar de comida que regento a diario y conozco de la zona, ¿Alguna idea? o ¿Conoces el número de algún lugar de comida a domicilio? - La segunda pregunta se la hice con la esperanza de que conociera mejor que yo los lugares de comida de la ciudad... Escuché su pregunta y me encogí de hombros, ya que no sabía a que se refería, aunque suponía que era ropa y algunas cosas importantes para ella, no muebles. - Si te refieres a ropa y pertenencias privadas e importantes tuyas, pues sí, ya que es lo único que necesitas, el resto se compra. - Le dije sonriendo y dándole otro beso mas apasionado por hacerme la feliz idea de tenerla junto a mi todos los días.

Sonreí suavemente al sentir sus labios sobre los míos y no quería que se separa por lo que me aferré a su cuello suavemente mientras escuchaba lo que me decía, quedando sentada sobre el sillón. Pensé en algún lugar de comida a domicilio y recordé varios que estaban guardados en mi teléfono. Asentí sin ganas de querer levantarme por lo que me quedé ahí por unos segundos mientras ponía atención a lo otro. No eran mucho las cosas que debía traer, mi ropa y zapatos, mi computadora, libros, y cosas de la universidad más mis cosas de aseo. Tampoco habría mucho que comprar, ya que en casa de Lucas había todo lo necesario. Lo único que deberíamos arreglar era en como pagaríamos las cuentas básicas y el arriendo. [color=crimson]”En mi bolso está mi móvil y ahí tengo varios números de algunas locales de comida. Si fueras tan amable de pasármelo, te amaría aún más” le molesté dándole pequeños besos en sus labios, al ver que sonreía ampliamente. Seguramente a él le hacía tanta ilusión como a mí el poder despertar juntos cada mañana, el no tener que esperar horas para poder vernos . Nos ahorraríamos varios pesos al no tener que llamarnos cada vez que estábamos separados. ”Sólo debo traer algunas cosillas, nada más. No es mucho podríamos ir a buscarlas cuando hablemos con mis padres, ¿qué te parece?” le pregunté volviendo a recostarme pero ahora llevando a Lucas conmigo. Habría tantas cosas que tendríamos que dejar de hacer con el tiempo, como regalonear en el sofá porque ya no entraríamos los dos juntos debido a mi enorme vientre. Sentí que lloraría, pero me controlé no quería parecer una de esas embarazadas que lloraban por todo. Me quedé en silencio unos segundos reflexionando sobre muchas cosas y a la a vez nada, habían tantas cosas que no sabíamos sobre cuidar un bebé y ahora nos estábamos embarcando en esta travesía juntos. ”¿Crees que seremos buenos padres?” murmuré mirando el techo y jugando distraídamente con su cabello.

Sonreí al ver como Mack se aferraba a mi y le di unos besos. Fruncí el ceño en plan broma cuando dijo que si le alcanzaba el móvil, para molestarla un poco, pero bien era cierto que se empezaba a aprovechar de las circunstancias y la situación para que le hiciera favores, algo que no me importaba la verdad, aunque a veces pudieran parecer pesadas sus peticiones, no me importaba, aunque si me podría molestar alguna que otra vez, pero sabía que siempre terminaría haciéndolo. - Bueno, solo por ser tú... - Sonríe y se levanta, acercándose a su bolso y rebuscando en búsqueda del móvil hasta dar con él, volviendo hacia Mack, acostándose junto a ella y dándole el móvil. Después asentía mientras me comentaba lo de la mudanza y reí de forma divertida, y molestándola un poco. - Bien, todo bien, señorita Mackenzie, ¿Algo que se le olvide? - Dije riéndome mientras le daba un beso sujetando su cara con mis manos. Mujeres, siempre cargando por todos sus trastos, y estaba seguro, que mas de dos o tres cosas que traería ni las usaba ni las usaría, pero bueno, que se le iba a hacer. Fruncí el ceño ante su pregunta, era cierto que eramos jóvenes e inexpertos en el tema de tener hijos, pero estaba seguro y algo me decía en mi interior, que no nos sería muy difícil como le pasaba a otras personas, yo y Mack nos entendíamos muy bien y sabríamos organizarnos y ayudarnos para que todo fuera bien. - ¿Buenos?, yo diría los mejores. - Dije riendo mientras le daba un tierno beso, antes de pararme a pensar y no poder evitar poner cara de tristeza, y es que, consideraba que sería necesario regalar a Tibu, a algún amigo o alguien que considerara responsable, ya que sería difícil atenderlo y no lo podría tener suelto como hasta ahora por toda la casa, y encerrarlo no me agradaba. - Mack, quizás para ti pueda parecer una tontería, ya que quizás no le tengas el mismo aprecio que yo a Tibu, pero, creo que debo quitarlo, se lo regalaré a alguien, no me gustaría que lo pasara mal encerrado en una habitación todo el día, y creo que es como tendrá que estar una vez nazcan esas dos preciosidades, así que creo que es lo mejor... - Dije sin poder evitar emocionarme al pensar en ello y caerme alguna lágrima, secándola rápidamente para no molestar a Mack. ¿Cuánto llevaba viviendo aquí? ¿3 o 4 años?, pues los mismos llevaba viviendo día tras día con el, y lo veía como a un amigo, cuidaba de mi y de la casa, y me daba todo su cariño por apenas unas caricias, es un perro magnífico, pero en esta vida, a veces, hay que tomar duras decisiones por el bien del resto.

Negué lentamente riendo por su comentario, sabía que en su cabeza estaba haciendo un comentario mordaz sobre las cosas que traería y que si las usaría o no. Preferí no decir nada, sabía que sólo terminaríamos discutiendo. Sonreí ampliamente al escuchar su respuesta, si él estaba seguro de que haríamos un buen trabajo yo le seguiría la corriente, las cosas serían difíciles pero juntos podríamos hacerlo. Entre nosotros existía esa afinidad casi imposible de encontrar en alguien más, esa afinidad que te hacía saber lo que quería el otro sin siquiera decirlo en voz alta. Tendríamos discusiones fuertes, sí, pero seguiríamos amándonos de la misma forma y no dejaríamos que nada se interpusiera entre nosotros y nuestra familia. Sabía que, no dejaríamos de intentarlo hasta que finalmente no tuviéramos más que dar. Y no cometeríamos los mismos errores de nuestros padres. ”Si tú lo piensas así, también yo” le murmuré mientras sonreía de manera dulce ante su tierno beso.

Tomé el teléfono y comencé a buscar los teléfonos cuando escuché sus palabras. Lentamente giré la cabeza para mirarlo y lo miré sin poder decir algo coherente. ¿Dar a Tibu? ¡Estaba loco! ”¿Por qué tendrías que dar a Tibu?” le pregunté lentamente mientras me levantaba para caminar hasta donde estaba él. Vi como derramaba una lágrima y suspiré, yo sabía lo importante que era Tibu para él y no entendía por qué debía regalarlo. Si bien mi cariño por el perro no era el mismo que tenía él por el can, no quería que lo regalara. El no sería ningún problema y no porque yo me mudara y comenzáramos una familia, el perro se debía ir. Tomé sus manos y las acaricié suavemente mientras le daba una sonrisa enternecida, antes de ponerme de puntas y besarlo suavemente. ”Tibu no se debe ir. Nada va a cambiar porque esté embarazada, él es parte de esta pequeña familia amor. Y sé lo importante que es para ti, y si es importante para ti lo es para mí. Tibu se queda, y no tiene por qué estar encerrado en la habitación. Puede hacer su vida como siempre” le expliqué rodeándolo con mis brazos, abrazándolo fuertemente y suspirando. ”Y ahora, ¿qué querrás comer?” le pregunté mientras jugaba con el teléfono entre mis manos.

Me sorprendió en cierto modo que a Mack no le importara que Tibu se quedara ya que casi siempre las mujeres decidían que los perros ensuciaban la casa y demás, aunque ella, con tal de que yo estuviera alegre, lo dejaba, aunque no le importara el tema de la suciedad, Mack era siempre muy buena conmigo, y era otra razón por la que no podía amarla tanto. Sonreí con ella tomándola de la barbilla para besarla y después rodear su cuello con mis brazos y darle un abrazo. - Está bien, se quedará, gracias por tu apoyo y opinión. - Le dije sonriendo mientras le daba otro beso, aún me costaba creer que tendría a Mack todos los días y junto a mí, era difícil pero real, y la idea me hacia muy feliz. Escuche su pregunta y me quedé pensativo, la verdad no me apetecía nada en concreto, cualquier cosa me agradaría, por lo que ladee la cabeza y me encogí de hombros. - Pues no sé, elige tu, a mi me da igual, cualquier cosa será bien recibida por mi estómago. - Le dije sonriendo sin dejar de abrazarla y sintiendo como jugaba con su móvil. Esperando su respuesta bajé mis manos hasta sus nalgas y las dejé ahí mientras le daba otro beso y esperaba su decisión, ya que la verdad era esa, no pensaba en ningún tipo de comida en concreto, no me podía quitar de la cabeza, el hecho de que se viniera a vivir conmigo y el que dentro de unos meses, sería padre y encima, de gemelos, no se podía pedir más y la verdad, me daba igual que fueran niños o niñas, nunca me había importado eso, serían mis hijos de todos modos, así que lo único que pedía era que no hubieran problemas ni complicaciones durante el embarazo, con eso, estaba mas que conforme. Solté a Mack y me senté en el sofá a jugar con Tibu mientras esperaba su decisión.

Sonreí mientras pensaba en qué pedir, tenía deseos de comer comida china pero sabía que tanto aliño me haría mal para el estómago y a la mañana siguiente lo devolvería por completo. Finalmente recordé que tenía el número de un local de comida italiana, y tal vez un poco de pasta no nos haría mal a mí y a los bebés, y a Lucas le gustaría. ”¿Qué te parece comida italiana?” le pregunté sentándome a su lado y dejando el teléfono a un lado para apoyarme en su hombro mirando a Tibu jugar con Lucas.

Miré la hora rápidamente y vi que aún era temprano la consulta había demorado menos de lo que esperaba por lo que tendríamos toda la tarde para hacer cualquier tontera que se nos ocurriera. Me apoyé en el respaldo del sofá y levanté levemente mi camiseta mirando fijamente mi vientre e intentando imaginar cómo se vería en dos meses más y cuanto crecería. Ya quería que nacieran y así poder ver sus rostros y poder realmente darme cuenta que iba a ser madre junto al hombre que amaba. Necesitábamos pensar en nombres, en la decoración, y en muchas cosas más.

Pero por ahora no había mucho que hacer, sólo tenía un par de semanas y aún debíamos pasar el primer trimestre como para estar seguros de que esto terminaría bien. ”Deberíamos esperar un tiempo antes de hablar con nuestros padres” le dije suavemente, intentando alejar los pensamientos de que algo podría salir mal. Todo estaría bien, y nuestro bebés en nueve meses o menos estarían junto a nosotros. Y seríamos felices, y todo estará bien. Necesitaba convencerme de eso.

Mack me había dando en mi punto débil, la comida italiana, sin duda, era una maravilla y la comía todas las semanas, la pasta era buena y no me veía mal para mi dieta, por eso comía casi todos los días en el restaurante del barrio, que era italiano y hacían unas comidas buenísimas, pero no recordaba el maldito nombre, pero si ella conocía otro y la traían pues no me parecía mala idea, al menos, que no le apeteciera y solo la pidiera porque sabía que a mí me gustaba. - Bueno, si te apetece, no lo veo mal. - Dije sonriendo mientras apoyaba mi cabeza sobre la de ella y le hacia una seña a Tibu para que se fuera a su cama. Bostecé levemente, aunque no tenía sueño, pero bueno, quizás si algo de cansancio acumulado, ya que hoy apenas había hecho ejercicio, que no fue otro que el correr para llegar lo antes posible al ginecólogo. Pasé mi mano por detrás de Mack y la apoye en su brazo, acariciándola y dándole un beso en la cabeza, debía estar cansada y hambrienta.

La escuché mencionar "padres", y fruncí el ceño, sin que ella me viera, ya que sabía a la perfección mi relación con mi padre, y debía saber que no pensaba hablar con él, si se enteraba, sería por otra gente, posiblemente los D'Ascolli, pero por mí, ni hablar, no pensaba malgastar mi tiempo con él. - Será a tus padres... - Le dije con cara seria, porque siempre insistía en que lo llamara, pero no lo pensaba hacer, estaba mejor sin él. Me levanté para ir a por un vaso de agua, ya que tenía algo de sed. - Ve llamando, pide lo que mas te apetezca, yo voy a por un vaso de agua, ¿Quieres algo? - Le comenté esperando por si tenía sed o le apetecía algo en lo que pedía y llegaba la comida.

Suspiré un tanto entristecida por su respuesta, y simplemente negué a su pregunta. Realmente ni ganas de comer tenía ahora, sabía que si decía algo con respecto a su padre nuevamente tendríamos la misma pelea de siempre, ya habíamos peleado en grande cuando le presioné para que me contara que había pasado con su padre y sabía que ahora habría otra pelea porque nuestros hijos no podrían verse involucrados en sus conflictos con su padre. Y por más que no le gustara, él tendría que hablar con el de todas formas, no era el vecino ni el tío de quien hablábamos sino que de su padre. Por muchos errores que cometiera, era su padre. Sin decirle nada más marqué el número y pedí spaguetti para él y para mi unos ravioles , junto con una pizza normal. Sabía que tendría que llenar mi boca con algo sino quería soltar algún comentario con respecto a su padre.

Me levanté y me encerré en el baño simplemente para mirarme en el espejo, y no aguanté más. Simplemente lloré, no sabía exactamente por qué lo hacía pero lloraba amargamente. Me dolía la actitud que tomaba cada vez que hablábamos sobre su padre y yo también le entendía, pero habían cosas que uno debía saber como olvidar, tal vez no perdonar pero sí pasar por alto e intentar llevar las cosas en paz. Por su salud mental, y por la mía. No podía enfrentar una discusión cada vez que saliera su padre como tema, menos cuando al final sólo terminábamos diciendo cosas hirientes al otro.

Me lavé la cara y agradecí que no se notara que había llorado y salí. Me volví a sentar en el sofá, en silencio aún pensando las cosas. Y si el no era capaz de hablar con su padre, lo haría yo. Nuestros hijos merecían tener a sus abuelos con ellos, aunque a Lucas no le gustara o pareciera.

Me cabreó la actitud de Mack, ni si quiera me respondiendo a mi pregunta por si tenía sed o le apetecía algo, quizás, fuera demasiado ciego como para ver que me podría reconciliar con mi padre, pero no me apetecía, no creía que el se lo mereciera y menos aún, saber sobre mis futuros hijos, a los cuales, no creo que les aporte nada, como paso conmigo.

Entré suspirando y rebufando en la cocina, mientras me servía un vaso de agua y escuchaba una puerta, observando como Mack entraba al baño. En parte, la entendía, quizás necesitaba descargar todo el estrés que habíamos vivido en pocos minutos, entre lo del embarazo y demás, pero ella sabía de sobra que para eso me tenía a mi, no era necesario que fuera al baño a llorar o lo que fuese, pero bueno, si lo prefería así, pues no iba a decirle nada.

Me acerqué a Mack cuando se sentó en el sofá y me senté a su lado, dejando el vaso e el suelo y apoyando mis codos en mis piernas, para después agachar mi cabeza y rascarme la nuca. Mack parecía estar pensativa, pero no aguantaba más sin hablar, así que mirando al suelo, le dirigí alguna palabra. - Eres libre de expresar lo que piensas. -

Sentí como Lucas se sentaba a mi lado y actúe normal, o al menos lo intenté sin embargo no podía fingir que no estaba un tanto molesta. Sabía que con mi actitud solo empeoraba las cosas pero no me importó, si a él le molestaba que quisiera integrar a su familia en nuestra familia, en esta que estábamos formando, lo sentía mucho pero no cambiaría mi forma de ver las cosas. ¿Qué le diría a nuestros hijos cuando ellos preguntaran por su abuelo paterno? Si algo estaba claro, era que yo no sería la que le diera explicaciones a nuestros hijos. Escuché sus palabras y simplemente me encogí de hombros e ignoré el tono amargo que estaba adquiriendo nuestra tarde. ”La comida ha de llegar pronto, pedí lo de siempre” le dije suavemente, e intentando sonar tranquila e indiferente.

Suspiré tensa y subí las piernas al sofá para abrazarlas suavemente , la tensión se sentía presente en el lugar y sabía que ambos estábamos cabreados por toda la situación por lo que prefería callar y evitar nuevamente una discusión y empañar este día que era tan especial para nosotros. ”Si crees que es lo mejor, no hablar con tu padre es tu decisión y la respetaré. Pero no me pidas que esté de acuerdo con ello.” dije sin mirarlo, y dado por terminado el asunto, yo no diría nada más al respecto, ahora sólo el podía decidir sobre su padre. Y yo por los míos.

Mack estaba seria y seguramente cabreada, siempre pasaba lo mismo cuando sacábamos el tema de mi padre, pero estaba muy dolido. Quizás, me dignara a enviarle una carta, pero no por gusto propio, si no mas bien, forzado para que ella estuviera tranquila ya que si algo no me gustaba era verla mal, y menos, si era por mi o conmigo, me ponía de muy mal humor. - Vale, está bien supongo. - Dije sin muchas ganas y en un tono seco, no podía evitar mostrar mi enfado por más que quisiera, porque Mack no lo merecía, pero no podía evitarlo. Suspiré al escucharla sin querer entrar en discusiones, pero sabía que si yo no le decía nada a mi padre, ella terminaría llamándolo así que no me quedaría mas remedio. - Ya, claro, pero sabes perfectamente mis motivos y me jode que te pongas así conmigo, jod... - Corte el final de la palabra para no soltar una palabrota y evitar así que Mack se alterara mas, aunque mi tono fue aumentando en mis últimas palabras, de modo que antes de seguir con esto, me apoyé en el respaldo del sofá y mirando al techo, cerré los ojos y suspiré.

Las cosas comenzaban a salir de las manos, lo sabía por el tono que estaba adquiriendo poco a poco la voz de Lucas. Estaba enojado, mucho y sabía que era por mi culpa. Pero no podía simplemente ignorar el hecho que él no podía perdonar a su padre por lo que había pasado, y lo entendía sabía completamente lo que había pasado entre ellos, pero yo deseaba que mis hijos tuvieran una infancia normal como la que no tuvimos nosotros. Quería que mis hijos tuvieran con quien jugar cuando nosotros estemos en la universidad estudiando por un mejor futuro para ellos, y quería poder confiar en alguien más la vida de mis hijos; no quería estar preocupada siempre de que la niñera les fuera a hacer algo. No, yo quería que mis hijos desde pequeños supieran que era el sentir el amor de una familia, incluso si su padre tenía problemas con su padre. "Haz lo que quieras, yo no diré nada más." le dije molesta por su actitud, lo único que deseaba era una estúpida fantasía de una familia enorme y unida, nada más.

No le estaba pidiendo que le perdonara, ni que se convirtieran de la noche a la mañana en la familia perfecta. No, sólo pedía que mis hijos tuvieran a sus abuelos y fueran felices. Nada más. Agradecí que justo en ese momento sonara el timbre, por lo que tomé mi cartera y bajé hasta la puerta para recibir la comida; le pagué al chico y subí lentamente no queriendo discutir más. El día se había arruinado por completo, y ya me encontraba cansada, tener a dos bebés creciendo en tu vientre y además discutir con Lucas hacía que todo fuera mucho más ajetreado que de costumbre. Dejé las cosas sobre la mesa y me senté para comer algo, aunque mi estomago estaba hecho un nudo , sin siquiera llamarlo. No quería hablar más, porque sabía que si decíamos algo más esto iba a terminar como la última vez. Él diciendo cosas hirientes, y yo llorando aún más.